Sesión previa al visionado
b. El contexto de 'Promises': Palestina-Israel
‘Promises’ nos sumerge en la actividad diaria de las personas en medio del conflicto entre palestino-israelí. Las vidas de varios niños y niñas israelíes y palestinos nos conducen a algunos de los elementos fundamentales del escenario donde se desarrolla ‘Promises’: las identidades judía y palestina; la búsqueda de un Estado; la lucha por los derechos y libertades de hombres y mujeres; la aportación de las mujeres en la construcción de la paz; la reclamación de la tierra; la seguridad y las dificultades económicas. Son cuestiones esenciales para ambos grupos enfrentados y constituyen aspectos destacados del conflicto. Aportamos estas claves para contribuir a un conocimiento mayor de los hechos, relaciones y problemas que nos revela ‘Promises’.
01. Identidades
Protagonistas de Israel
Yarko y Daniel, son dos mellizos israelíes que habitan en Jerusalén. Shlomo es judío ultra-ortodoxo y vive en el barrio judío de la Ciudad Vieja de Jerusalén. Moishe y Rahelli, viven en el asentamiento de Beit El, en la ribera occidental del Jordán. Son los niños y niñas judías coprotagonistas de ‘Promises’. A pesar de compartir una identidad común, entre ellos hay grandes diferencias. En su diversidad se refleja la complejidad de la propia identidad judía. Para conocer mejor a los y las protagonistas debemos hacernos la pregunta fundamental: ¿Qué significa ser “judío”?
Pie de foto: El Exodus con población judía inmigrante en 1947. De The Central Zionist Archives.
La ley adoptada por el Estado considera que una persona es judía cuando su madre es judía o esa persona se ha convertido al judaísmo y no profesa ninguna otra religión. Pero la denominación “judío” es más que un factor religioso, porque la mayoría de la población judía no es religiosa. Hablar de etnia o raza (invención del antisemitismo) olvida a las personas de diferentes lugares que se han convertido al judaísmo. No es una lengua, que era el yiddish (mezcla de hebreo y alemán); ni exclusivamente una nacionalidad, dado que el 70% de la población judía que vive fuera de Israel es nacional de sus países de residencia y no tiene pasaporte israelí. No obstante, las leyes del Retorno y de la Nacionalidad señalan el derecho de las personas judías a instalarse en Israel y a poseer la nacionalidad israelí. Ser “judío” significa pertenecer a una comunidad que ha sobrevivido a las persecuciones por haber sabido preservar sus tradiciones, cultura y sus relaciones sociales y económicas. Actualmente, también es una sociedad que busca su identidad en medio de la dispersión, las diferencias y las disputas políticas, religiosas, sociales, procedencias e intereses propios y enfrentados: personas askenazíes, sefardíes, rusas, latinoamericanas, falashas etíopes, ortodoxas, reformadoras...
Protagonistas de Palestina
Los niños y niñas palestinas presentan las inquietudes y esperanzas de la población palestina. Sanabel y Faraj habitan en el campo de población refugiada de Deheishe en Cisjordania. Mahmoud, vive en Jerusalén Oriental. Viven separados y en lugares muy restringidos. ¿Qué les une?
En la identidad palestina han confluido superpuestas varias poblaciones que habitaban esa tierra a finales del siglo XIX: islámica, cristiana, turca y árabe, en familias y tribus, en el campo y la ciudad. Jerusalén es el centro de Palestina, por su posición geográfica, símbolo religioso y ciudad principal de la administración política y económica. El nacionalismo palestino comienza con el campesinado, que advierte el peligro de la colonización emprendida por el movimiento sionista. El desarrollo de la prensa, la literatura y la educación palestinas alimentan esa identidad. Luego, el nacionalismo crece por la oposición al Mandato ejercido por Gran Bretaña, en cumplimiento del tratado Sykes-Picot (1916), que abre el reparto de Oriente Próximo entre británicos y franceses, tras la derrota de los turcos en la I Guerra Mundial y la negativa de las potencias occidentales a establecer un reino árabe unido en Damasco. Además, un año después, Londres da a conocer su apoyo a la creación de un Hogar nacional judío (Declaración Balfour, 1917). La ocupación de Gran Bretaña, las dificultades económicas y la masiva colonización judía consolidan la identidad palestina, muy visible en la gran revuelta por la tierra entre 1936 y 1939.
Pie de foto: Un grupo de refugiados palestinos abandona Galilea a finales de 1948. De Wikipedia
En la guerra de 1948 Israel se apodera de más territorios que los aprobados por la ONU y expulsa a cerca de 700.000 habitantes palestinos de sus pueblos y aldeas. Es la “Naqba” (la “catástrofe”). La ocupación militar de Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este por Israel tras la guerra de 1967 provoca nuevas expulsiones; el empobrecimiento, especialmente en los campos de refugiados; y el abandono de la comunidad internacional. La identidad palestina se forja precisamente en la capacidad de asociaciones de todo tipo, formaciones políticas y redes sociales para crear una resistencia a estos dramas, que les permite sobrevivir y no desaparecer del mapa.
02. Derecho a la tierra
Israel
“Porque Dios no le dio la tierra de Israel a Abraham muchas veces. Sólo se la dio una vez. Y por esa única vez, la tierra... nos pertenece”
, Moishe.
Pie de foto: Judíos religiosos en el Muro de las Lamentaciones. Por Alexander Sehmer.
Es la base del movimiento sionista, un nacionalismo político que proclama la existencia del pueblo judío, la imposibilidad de asimilación, su derecho natural a la tierra histórica indicada en la Biblia (aunque sea un movimiento laico) y la ausencia de derechos de otro pueblo (el palestino). Se añade el concepto de la “tierra prometida” del Génesis: “Haré de ti un gran pueblo. Daré esta tierra a tu descendencia”, con dos misiones: salvar al pueblo perseguido y desperdigado y lograr la felicidad y abundancia en una tierra árida, a la que hacer fructificar, como mandato religioso, porque la tierra es sagrada. La compra de tierras y luego la expulsión de la población palestina de sus ciudades, pueblos y aldeas, tras cada una de las guerras, han consolidado la ocupación de Palestina por la población judía.
La colonización se ha incrementado después de la guerra de 1967, con la edificación de los asentamientos en Cisjordania, Gaza (luego desalojados) y Jerusalén Este: medio millón de personas en cerca de 150 colonias. La población judía ocupa el 90% de la Palestina histórica. En el momento de la partición de Palestina, la población judía – 600.000 personas, un 42% del total de habitantes, pasó a controlar el 56,5% de la tierra (14.000 km2) cuando sólo poseían el 7%.
Palestina
“No es de Israel. Es de los árabes. Es nuestra. ¡Esta es mi tierra! Nací y crecí aquí. ¡No tenéis derecho a quitármela! Los judíos dicen que es su tierra, ¿Cómo va a ser su tierra? Si es su tierra, ¿por qué dice el Corán que Mohammed fue de la Meca a la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén? Así que Jerusalén es de los árabes”
, Mahmoud.
Pie de foto: Plan de partición de la ONU de 1947 y líneas del armisticio de 1949.
Había un pueblo que trabajaba la tierra. A comienzos del siglo XX vivían allí 600.000 musulmanes y 70.000 cristianos, la mayoría población palestina; además de casi 30.000 judíos, descendientes de quienes sobrevivieron al Imperio Romano o recién llegados. El 60% de la población era campesina, aunque más de la mitad de la tierra estaba en poder de un 10% de terratenientes. Se recolectaban millones de naranjas y la economía se sustentaba en la producción artesanal, una industria incipiente, la pesca, el pequeño comercio y en el turismo originado por las peregrinaciones a Tierra Santa.
El plan de Partición de 1947 recortaba ya el territorio de Palestina: de los 27.100 km2 de la Palestina histórica, la población árabe-palestina podría crear un Estado en el 43,53% del territorio (11.500 km2), cuando eran el 65% de la población total. Jerusalén quedaba como zona internacional. La población judía salía mucho más beneficiada, a pesar de su inferioridad numérica y de que sólo poseían un 7% de las tierras. Por este motivo, el plan fue rechazado por los palestinos y árabes, además de considerar que Israel era la continuación del colonialismo europeo. Después de la guerra de 1948, Israel ganó 6.000 km2 más, hasta llegar a ocupar el 78% de Palestina. Jerusalén Este y Cisjordania quedaron absorbidas en el emirato de Transjordania, convertido desde entonces en Jordania, y Gaza quedó bajo administración de Egipto. A consecuencia de la victoria israelí de 1967 comenzó la ocupación militar del resto de los Territorios Palestinos y la extensión de la colonización judía en decenas de asentamientos, unidos entre sí por carreteras en las que no puede circular la población palestina, sometida asimismo a cientos de controles militares israelíes.
En Gaza, 1,5 millones de habitantes se hacinan en 365 km2 - dos terceras partes en campos de refugiados- con una densidad de 3.725 por km2 (Israel, 307 personas). Las guerras y expulsiones han acarreado el drama de las personas refugiadas: de casi 10 millones de palestinos y palestinas, 4,4 millones son refugiadas; un 36% en 58 campos. En Cisjordania habitan 2,3 millones.
La pérdida de la tierra de los palestinos en el Estado de Israel (ley de Prescripción) ha significado igualmente la desaparición forzada de los nombres árabes de los pueblos y aldeas palestinas y su judeización. Igual sucede con Jerusalén, anexionada definitivamente en 1980, donde se prohíben construcciones y compra de casas, que no sean de población judía y se amplía su área metropolitana hasta 72 km2 para incluir las colonias judías y cercar a los palestinos, de manera que la relación demográfica sea favorable a Israel.
Los ataques israelíes contra Gaza y Cisjordania destruyen las viviendas y arrancan los árboles de las tierras de las familias de las personas sospechosas de haber cometido atentados. El agua es un bien escaso, de cuya distribución sale perjudicada la población palestina, que sólo puede perforar 60 metros, mientras los israelíes 500. De los 2.900 millones de m3 del Jordán y pozos freáticos, sólo se retienen 836 millones.
Pie de foto: Mapa de los territorios palestinos, 2005. De Wikipedia.
Los palestinos pueden usar el 17% y los colonos judíos el 83%. Los acuerdos de Oslo (1993-1999) sustituyen la exigencia internacional de que Israel retirara sus fuerzas de los Territorios Ocupados a las fronteras de 1967 por una política que consumaría en el tiempo la apropiación de al menos un 40% más de Cisjordania mediante un sinfín de colonias.
Anexión, fragmentación, discontinuidad territorial son el resultado de la delimitación de las zonas A (17,2%), B (23,8%). administradas por la Autoridad Palestina, (además de los 365 km2 de Gaza), y zona C (59%), controlada por Israel (sobre todo el valle del Jordán) por razones militares y económicas. La expoliación de las tierras palestinas ha aumentado con los 675 kms de Muro. Quiebra los campos, encierra entre sus paredes a decenas de aldeas y sus poblaciones, que sólo pueden salir cuando desea la administración israelí, y anexiona definitivamente las tierras de las colonias judías más importantes. La población palestina sólo dispone ahora de poco más del 8% de la Palestina histórica. Ahora mismo, las posibles conversaciones de paz están suspendidas porque la parte palestina rechaza de plano la continuación de la construcción de nuevas colonias judías.
03. Creación de un Estado
Israel
“Al marcharnos de Polonia, decidimos que si dejábamos nuestro pueblo debíamos ir a un lugar más seguro, donde no pudiera repetirse el Holocausto. Y decidimos venir a Israel. Hay judíos que piensan que Dios creó este país, pero tras la guerra los judíos vinieron y establecieron el país”
, abuelo de Daniel.
Pie de foto: Ben Gurion proclama el estado de Israel, 2005. De Wikipedia.
El Estado de Israel nace el 14 de mayo de 1948. Los primeros pasos se dieron en 1917, con la declaración Balfour, según los intereses coloniales del imperio británico. Theodor Herzl había escrito el libro “El Estado de los judíos” en 1896, texto fundacional del sionismo, que reclamaba construir un Estado independiente y soberano para los judíos. Desde entonces se sucedieron varias aliyás (“ascenso” de los judíos a Palestina). La comunidad judía crea poco a poco el Yishuv, una especie de sociedad paralela al mandato británico y a la población e instituciones palestinas. Un contrapoder que se dota de tierras, bancos, asociaciones, partidos, milicias...con el propósito de disponer de un Estado en cuanto fuera posible y las potencias internacionales lo consideraran adecuado. Israel basa su legitimidad en considerar que el pueblo judío tiene un derecho histórico sobre Palestina y en la legalidad internacional, resultado de la resolución 181 de la ONU votada por mayoría el 29 de noviembre de 1947. Asimismo, en la necesidad de disponer un Estado fuerte que evite las continuas persecuciones antisemitas sufridas por la población judía a lo largo de la historia. El nacionalismo religioso añade que es el cumplimiento de un mandato divino. Pero, la edificación del Estado judío se realiza mediante guerras de expansión y ocupación y la negativa absoluta a que la población palestina tenga su propio Estado (como se señalaba en el mismo Plan de Partición de 1947).
Palestina
“Los judíos volaron nuestra casa para que no se pudiera decir que teníamos país”
, abuela de Faraj.
La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) defendió la idea de un Estado palestino laico y democrático, con población israelí y palestina, en oposición al plan de partición de 1947 y al nacionalismo judío. Entre 1967 y 1994 la construcción de la nación palestina ha sumado instituciones en el exterior; formaciones políticas panárabes, fueran nacionalistas (Al Fatah) e izquierdistas (los Frentes Populares); milicias que llevaron cabo acciones armadas contra Israel y sus intereses; y el desarrollo de una fuerte sociedad civil en los Territorios Ocupados, que ha encabezado movimientos de protesta (Intifadas, 1987 y 2001). No pocas veces las organizaciones palestinas han tenido que superar sus disputas y las manipulaciones de diversos Estados árabes e incluso la represión (Jordania, Líbano). En las negociaciones de paz de Oslo (suscritos por Isaac Rabin y Yasser Arafat, con Bill Clinton en Washington en septiembre de 1993) se decide crear la Autoridad Palestina, a cambio de aceptar la realidad de la fractura de Cisjordania y Gaza por las colonias israelíes. Al Fatah aspira a administrar aunque sea un pedazo de tierra palestina, para fundar un Estado palestino en el futuro. Pero Israel ha querido imponer la anexión de la mayoría de las colonias y la división de las tierras palestinas; no ha aceptado nunca volver a las fronteras de 1967; ni la capitalidad palestina en Jerusalén y el regreso de las personas refugiadas.
Pie de foto: Yasser Arafat, líder histórico de Palestina. De Wikipedia.
En 1987 desde las redes religiosas, caritativas y de apoyo social de los Hermanos Musulmanes surge un movimiento nacional de identidad y práctica islámicas: Hamás. La radicalización progresiva por la ocupación; el empeoramiento de las condiciones económicas, la falta de esperanza y la reislamización convierten a Hamás en una vanguardia política, guerrilla y movimiento que pretende instalar una sociedad islámica, en términos religiosos, morales y políticos. Para Hamás la lucha contra Israel es un deber religioso, incluso con ataques suicidas contra militares y civiles. Mencionan la obligación de crear un Estado palestino e islámico en toda la Palestina histórica, aunque es más un llamamiento retórico que una opción efectiva. Después de ganar las elecciones legislativas palestinas de 2006 (Hamás: 74 escaños de 132, 44%; 45 escaños Fatah, el 42%) por el desprestigio de la Autoridad Nacional - encabezada por Mahmud Abbas - acusada de corrupción y de hacer demasiadas concesiones, ni Israel, ni la comunidad internacional, ni la ANP aceptaron estos resultados La ruptura entre Hamás y Fatah se mostró con toda su crudeza en 2007, con enfrentamientos violentos entre ellos. No se logró mantener más que un año un gobierno de unidad nacional, a pesar de los esfuerzos para superar los problemas internos con la Declaración de los presos palestinos en las cárceles de Israel o los acuerdos de la Meca (2006 y 2007). Podía haber sido el germen de un frente único que proclamara el Estado palestino. El boicot exterior, la intransigencia de Israel, las maniobras de la ANP y el radicalismo de algunos sectores de Hamás han impedido -incluso por la fuerza- que Hamás sea considerado un actor fundamental en la solución al conflicto. Sin embargo es imprescindible porque gobierna Gaza y tiene cada vez más influencia en Cisjordania.
Con una ANP debilitada y desprestigiada y la OLP dividida en fracciones clánicas rivales, incontroladas y sin una dirección unificada, es evidente que el enfrentamiento y la división interpalestina limitan la oposición a Israel, permiten profundizar la ocupación en Cisjordania y reducen el apoyo internacional. Precisamente, ante la ausencia de un Estado y la fragilidad de las elites dirigentes, las Organizaciones No Gubernamentales desempeñan desde los años 80 un papel central en la supervivencia de la identidad nacional palestina. Son colectivos de mujeres, de derechos humanos, comités de salud, sindicatos, redes económicas y asociaciones de todo tipo, que se dedican a organizar y mejorar las capacidades del tejido social, activar el desarrollo y construir una infraestructura sólida autosuficiente. El 60% de los servicios sanitarios y todas las escuelas infantiles y de reinserción han estado garantizados por las ONGDs, que en los últimos años han puesto en marcha el 78% de los proyectos de desarrollo.
Pie de foto: Simpatizantes de Hamás. Por eremi.
Los incumplimientos de Israel de los plazos para formalizar un Estado palestino; las presiones internacionales sobre las autoridades palestinas para que hagan concesiones; las incursiones violentas israelíes entre 2001 y 2003; los asesinatos selectivos de dirigentes palestinos; las detenciones masivas; la invasión de Gaza en 2009 y la edificación de nuevas colonias han obstaculizado la creación de un Estado palestino. Por ahora, no existe un proceso de paz real debido a las condiciones impuestas por Israel: dependencia económica, desmilitarización, final de la violencia de los grupos palestinos, sin soberanía completa en un territorio fragmentado y mínimo. A las organizaciones palestinas no les queda más salida que proclamar por su cuenta el Estado palestino en Cisjordania y Gaza, con su capital en Jerusalén y que sea reconocido internacionalmente, a la vez que Palestina reconoce oficialmente al Estado de Israel. Sin embargo, recupera terreno la estrategia del Estado binacional en el que convivan israelíes y palestinos.
04. Los derechos y libertades
Israel
“Tienen opiniones distintas. Si gritamos algo... que no les gusta se nos comen vivos. Ése es el que da más miedo. Todos esos viejos me asustan. Preferiría visitar un pueblo árabe que estar aquí con toda esta gente religiosa”
, Daniel.
Israel es una democracia atípica, sin Constitución escrita, con una gran fragmentación de partidos, según particularismos identitarios y religiosos. Aumentan las limitaciones de las libertades públicas para garantizar la seguridad - en una situación constante de emergencia - y la marginación de la población árabe-palestina que vive en Israel (un 20% de la población total), todavía más por la proclamación del Estado nacional judío. Existe igualmente un conflicto entre modernidad y tradición: un Estado cívico o sometido al poder de los rabinos, que influyen considerablemente en las leyes y la vida diaria: no son posibles los matrimonios civiles, ni con personas extranjeras; los tribunales rabínicos sentencian los divorcios; el descanso del sabatth se cumple a rajatabla; las escuelas religiosas reciben importantes subvenciones; es obligatoria la lectura de textos religiosos en la radio... entre otras normas restrictivas...
Mujeres en la sociedad israelí
Pie de foto: Mujer israelí en 2008, junto a un graffiti del busto de Theodor Herzl, fundador del sionismo moderno. Por Yaniv Golan.
El grado de modernidad de las sociedades se puede medir a partir de la situación de las mujeres en el seno de dichas sociedades. Marginar a las mujeres en los espacios privados implica condenarlas al cuidado, a las tareas del hogar y a la maternidad. Por tanto, supone una merma en los derechos fundamentales de las mujeres. Además, impide la consecución de la igualdad real entre hombres y mujeres. Sucede tanto en Israel como en los territorios palestinos, aunque también se dan experiencias transformadoras, muchas de ellas dirigidas por las mujeres.
En Israel las mujeres se debaten entre los intentos por conseguir una igualdad real y un sistema patriarcal opresivo, cuyo pilar básico son las normas de la ortodoxia religiosa judía. Las leyes proclaman la defensa de la igualdad (garantías para que las mujeres tengan el derecho a vivir en dignidad, incluyendo la igualdad en trabajo, educación, salud y bienestar social). Las mujeres han mejorado en sus condiciones sociales y políticas (10 mujeres han sido ministras y una de ellas primera ministra, Golda Meir) La educación israelí trata con igualdad a niñas y niños. No existe una brecha educacional entre alumnos y alumnas durante la escuela secundaria. Sin embargo, persisten no pocos problemas, como en cualquier país occidental. Otro ejemplo: aunque decenas de mujeres han sido diputadas, la representación de mujeres en el Parlamento no supera el 20%. Un 11% declaran haber sido víctimas de malos tratos. Precisamente, las organizaciones feministas han encabezado las denuncias contra algunos políticos en casos de acoso, uno de ellos protagonizado por el anterior jefe del Estado.
Desigualdades con las mujeres por la ortodoxia judía
“Las niñas encienden velas y ponen la mesa. Cuando sea mayor y sea mamá pondré la mesa, cocinaré y tendré invitados. Atenderé a mis invitados y luego descansaré...”
, Raheli, hermana de Moishe.
En ‘Promises’ se comprueba claramente las desigualdades con las mujeres en la hermana de Moishe, una niña judía ortodoxa. En los breves minutos en los que aparece vemos cómo la socialización de niños y niñas judías ortodoxas se fundamenta en la diferencia sexual. La vida de ella está definida de antemano por ser mujer, siempre en un plano de inferioridad respecto a su hermano. Tiene absolutamente interiorizados todos los mandatos patriarcales. Asume como único destino la maternidad y el matrimonio patriarcal; por el que su espacio va a ser el espacio privado de la casa, el espacio doméstico, y su misión la crianza de los hijos e hijas, el cuidado del hogar y del marido. Tampoco se ven niñas en las escuelas talmúdicas. Dos detalles de la falta de libertades: no puede dar la mano a B.Z. porque es sabbath, ni utilizar el ordenador.
Las desigualdades en relación con las mujeres reflejan la tensión entre una sociedad moderna y otra tradicional. La situación de las mujeres se agrava por el peso social, educativo y político del judaísmo ortodoxo y ultra-conservador: el Estado subvenciona líneas de autobuses en los que las mujeres deben entrar y sentarse detrás. En Israel no existe el matrimonio civil. Las personas judías sean agnósticas, ateas o religiosas únicamente pueden casarse por el rito religioso y están sometidos a los Tribunales Rabínicos, que tienen el control de la justicia en materia matrimonial. El divorcio se rige por las leyes ancestrales del Talmud, de los siglos IV y V que establecen una clara distinción entre hombres y mujeres. Además, las mujeres no pueden testificar en caso de divorcios, debido a las normas impuestas por los tribunales religiosos sobre los matrimonios
Pie de foto: Mujeres en el Muro de las Lamentaciones con los rollos de la Torah. De Women of the Wall.
En el seno de los grupos ortodoxos, las desigualdades son más profundas, en ideario y vida diaria, con una interpretación literal y extrema de la Biblia. Los judíos ortodoxos de Israel imponen la segregación sexual en el Muro de las Lamentaciones. Las mujeres son procreadoras en las familias; no tienen acceso al conocimiento ni a la interpretación de la Torá, tampoco pueden ser juezas religiosas ni rabinas y deben cumplir unas normas rigurosas en sus ropas.
Mujeres frente a la ortodoxia
Desde hace dos décadas, las Mujeres del Muro, una vez al mes, desafían las prohibiciones y sus voces y rezos se escuchan en el Muro. Reclaman así su derecho a hacer rituales religiosos en uno de los lugares más sagrados, Sus reivindicaciones se centran en el ámbito religioso: ordenarse como rabinas, vestir el chal religioso (talit) y poder llevar los rollos de la Torá. En el judaísmo reformista, conservador y el neo-ortodoxo (corrientes mayoritarias fuera de Israel), las mujeres participan activamente en la liturgia, dirigen rituales, rezan junto a los hombres o estudian el Talmud.
Palestina
“Tengo derecho a volver al pueblo. No son sólo los controles y libertad de movimiento. Quiero volver a Ras Abu-Ammar. Creo que, si no es mi generación, quizá la próxima liberará Palestina y volverá a Ras Abu-Ammar”
, Faraj.
La pérdida de libertades y derechos tiene diversas caras. Primero, la ocupación, las acciones bélicas y la represión por parte de Israel. Además, los obstáculos a la libertad de circulación y de trabajo de la población palestina mediante los controles en carreteras y caminos y el cierre de fronteras. También el bloqueo económico ejercido por el Estado israelí y la comunidad internacional contra Gaza.
Existen además limitaciones de derechos en los territorios administrados por la ANP y por Hamás. La Autoridad Palestina ha aplazado las elecciones presidenciales y acapara funciones del ejecutivo (el gobierno es de Hamás en Gaza). El Consejo Legislativo Palestino está paralizado por la falta de voluntad política de la presidencia palestina; pero también por la incomunicación de sus miembros entre Cisjordania y Gaza y la detención de 48 diputados en Israel. El poder judicial no es independiente en ninguno de los enclaves. Se cierran medios de comunicación cuando no son afines y se encarcela a las personas opositoras a cada uno de los poderes instalados. Human Rights Watch y Amnesty International han considerado violaciones de los derechos humanos los atentados terroristas en territorio de Israel y el lanzamiento de cohetes contra ciudades israelíes por parte de Hamás y grupos armados palestinos en 2008. También ha denunciado que las milicias islamistas y de Al Fatah y la Autoridad Palestina “han llevado a cabo arrestos arbitrarios de sus respectivos simpatizantes, torturado a prisioneros en su custodia y clausurado numerosas organizaciones benéficas, políticas y de otro tipo”. Se responsabiliza a la AP de haber juzgado a civiles en tribunales militares sin garantías, eludiendo las garantías procesales. La pena de muerte continúa vigente en los territorios palestinos y se ha procedido a varias ejecuciones.
Mujeres palestinas
Las mujeres han tenido una presencia activa en el movimiento nacional palestino. Siempre han organizado las tareas asistencia y caritativas en múltiples redes. Con los años, se han implicado también en acciones políticas. Desde el año 1920 fueron protagonistas en el mundo rural de acciones de resistencia contra los británicos en defensa de la tierra palestina. En 1965, con la creación de la OLP, y en ella de la Unión General de la Mujer Palestina (GUPW), las mujeres comenzaron a participar en los diferentes grupos políticos, aunque de forma auxiliar, porque la lucha nacional primaba sobre la lucha por los derechos de las mujeres. La difícil situación de la población palestina y, especialmente de las mujeres, a causa de la ocupación israelí ha determinado en gran medida su actividad. En los campos de refugiados muchas se han dedicado a la administración del hogar y a la educación, pero además han ejercido de cabeza de familia, ya que sus maridos tenían que ir a trabajar a Israel. Tienen un protagonismo político con intervenciones en los movimientos estudiantiles y sindicales.
Derechos políticos y civiles
Las mujeres palestinas votan por primera vez en las elecciones municipales de 1967 en Cisjordania y Gaza. La participación política de las mujeres se acentúa con el levantamiento popular de la Intifada (1987). Las mujeres crearon decenas de comités populares, muchos como secciones de organizaciones políticas, y además como movimientos sociales de estudiantes, obreras, intelectuales, de salud, en el campo y de derechos humanos. El Alto Consejo de las Mujeres, creado en 1988, coordina a varias de estas organizaciones. Asimismo, se forma el Comité Técnico para los Asuntos de la Mujer (WATC). En él, mujeres de diferentes procedencias y partidos políticos buscan garantizar la participación de las mujeres en la construcción de un futuro Estado palestino.
Pie de foto: Mujeres palestinas protestan en 1988 en la Franja de Gaza por el arresto de niños que han lanzado piedras a soldados israelíes. Por cromacom.
En los años 90 buen número de mujeres palestinas optaron por permanecer en las estructuras tradicionales patriarcales, como las redes familiares, por la dureza de la represión israelí y el empobrecimiento de las condiciones de vida y por la propia organización patriarcal de la sociedad. Otras han permanecido al frente de organizaciones de base, con múltiples actuaciones en la sociedad civil: capacitación y ayuda legal; atención psicológica; lucha contra la violencia de género (en 1991 se abre el Centro para la Asistencia Legal y la Orientación de las Mujeres WCLAC en Jerusalén); promoción de instituciones de mujeres; derechos económicos y sociales; cambios en las leyes; participación política; centros de investigación y promoción.
La lucha de las mujeres ha dado sus frutos. La Declaración de Independencia (tras los acuerdos de Oslo) mencionaba explícitamente los principios de igualdad y no discriminación. La Unión General de las Mujeres Palestinas promovió en agosto de 1994 la Declaración de los Derechos de la Mujer y se estableció el “Parlamento ejemplar femenino”, con el objetivo de exigir que la futura Constitución recogiera los derechos específicos de las mujeres. Poco a poco las mujeres han ganado presencia política en el Gobierno palestino y en los procesos electorales. Dos mujeres de la OLP (Intissar al-Wazir y Hanan Ashrawi) encabezaron los Ministerios de Asuntos Sociales y Educación Superior palestinos. La aprobación de un sistema de cuotas (representación femenina de un 20%) como medida de acción positiva ha posibilitado el acceso de las mujeres al Consejo Legislativo Palestino: en 1996 obtuvieron cinco escaños (de 88) y en 2006 subieron a 13 (de 132). Una mujer (Samiha Jalil) se enfrentó a Yasser Arafat por la presidencia de la Autoridad Nacional, pero sólo consiguió un 9% de los votos. Este incremento es importante, pero todavía es un avance escaso, en la medida que un porcentaje del 48,9% de población femenina acudió a estas votaciones, sin verse identificadas en las mujeres candidatas. Algunos de los motivos son el dominio de las redes clientelistas y familiares; un sistema de circunscripciones que perjudica a las mujeres; además del tradicionalismo que perdura en la mentalidad de muchas de las votantes. En 2002, trece ONG de mujeres formaron la Plataforma contra la violencia hacia la mujer. Un año después, la activista Zahira Kamal, dirigía en la Autoridad Nacional Palestina el primer Ministerio de los Asuntos de la Mujer. En enero de 2010, otra mujer, Leila Ghannam, es la gobernadora del distrito de Ramallah y Al Bireh.
Pie de foto: Zahira Kamal, activista palestina y exministra de Asuntos de la Mujer. Por Stephan Röhl.
Los desafíos pendientes son las reformas de las leyes del Estatuto personal y de la Familia, con el propósito de conseguir la edad mínima para el matrimonio a los 18 años; decisión personal sobre el divorcio; rechazo de la poligamia; control sobre el propio cuerpo, medidas legales – todavía inexistentes actualmente - contra la violencia de género; que la violación en el matrimonio sea delito... Pero los debates parlamentarios están suspendidos por la ruptura entre las formaciones palestinas y la detención de miembros del Consejo Legislativo, un nuevo ejemplo de la represión por parte de Israel.
En las sociedades patriarcales, la sexualidad de las mujeres se ubica en el ámbito matrimonial y con una clara finalidad reproductiva. Como en otros países, no son pocas las mujeres palestinas que opinan y reclaman que su libertad sexual pasa por desvincular su sexualidad de la maternidad. Una iniciativa pionera en la lucha de los derechos individuales, sociales y sexuales de las mujeres palestinas es Aswat, organización surgida en 2002 para expresar las opiniones y reivindicaciones de las lesbianas palestinas, al mismo tiempo que para compartir experiencias y defenderse de los problemas que tienen en una sociedad que las rechaza. Que las mujeres tengan el control de sus cuerpos, sin que la religión los instrumentalice, es un paso necesario hacia la libertad e igualdad, también en Israel y los territorios palestinos.
Educación
Se han dado grandes avances en el ámbito de la educación. Las iniciativas de un sinfín de grupos de mujeres han logrado reformas importantes, aunque incompletas. Por ejemplo; reducción del analfabetismo de las mujeres de un 50% al 8%; mayoría en las universidades (en los años 80 había cinco mujeres en las ingenierías, ahora son el 20%); participación en las discusiones legislativas en favor de los derechos humanos para modificar normas y códigos vigentes (otomano, egipcio o jordano); baja por maternidad; posibilidad de viajar sin tener que pedir permiso al marido o al padre... A pesar de algunos avances, las presiones de los colectivos de mujeres no se han reflejado todavía suficientemente en las decisiones políticas.
Presiones contra las mujeres
En ‘Promises’ se observa cómo las mujeres palestinas cubren sus cabezas con el pañuelo, tanto la abuela de Faraj como las demás mujeres que vemos en el campamento de Deheishe (Cisjordania). Igualmente, estas mujeres no son visibles en las calles, porque se encuentran en los espacios privados, como son sus hogares, ni en las escuelas islámicas junto a los hombres.
El conflicto respecto al protagonismo de las mujeres en la dimensión pública y su función en el ámbito privado refleja igualmente las diferencias sociales, religiosas culturales y políticas que existen en Palestina. La reislamización es un hecho, que se suma a unas costumbres sociales extremadamente conservadoras y marcadas por los hombres, como un elemento de supremacía sobre las mujeres. A pesar de que existen opiniones que defienden a las mujeres en el marco del reformismo islámico, de las múltiples movilizaciones de las mujeres palestinas y de las convenciones internacionales, prima mayoritariamente la interpretación dogmática y excluyente de los textos sagrados y de la ley islámica, como fuente de legitimidad política, social y moral.
En este caso se dan dos tendencias: los sectores musulmanes más tradicionales marginan a las mujeres, al supeditarlas a su papel central en el hogar, pero sometidas a la autoridad del hombre en la vida diaria y en las normas de conducta. El islam político de Hamás propone que las mujeres actúen en la enseñanza, las redes sociales de apoyo, las asociaciones de caridad... El denominado “ejército de las mujeres de Hamás” es visible en manifestaciones, mezquitas, institutos, campos de refugiados, ciertamente, pero siempre separadas y a modo de personas complementarias de los hombres. No obstante, han ganado su espacio propio: ocupan seis escaños en el Consejo Legislativo y una mujer (Maria Saleh) es ministra de Asuntos de la Mujer. Actualmente está encarcelada en Israel, como casi un centenar de mujeres, que además son víctimas de malos tratos en las cárceles. Sin embargo, la extensión de una sociedad islámica en los lugares controlados por este tipo de islamismo (Gaza) muestra que la realidad es más dura con las mujeres, ya que Hamás promulga valores y prácticas sociales y morales que las discriminan, mediante decretos o la presión en la calle. La prohibición de fumar la pipa de agua en espacios públicos, viajar en el asiento trasero de las motocicletas y exhibir lencería femenina en los escaparates son algunos ejemplos. El hiyab es de uso obligatorio para las estudiantes y abogadas.
Pie de foto: Protestas de mujeres palestinas en Gaza durante el Día de la Tierra de 2007. Por Leslie Feinberg.
La violencia de género es mayor en Gaza. A la superioridad que ejercen los hombres en el ámbito doméstico y familiar, se unen las consecuencias de los problemas de frustración derivados del asedio israelí. La Agencia de la ONU para los Refugiados (UNRWA) dispone de una decena de centros integrales para mujeres, donde intentan mejorar sus condiciones de vida e impedir la violencia contra ellas. Sin embargo, las autoridades de Hamás no favorecen la creación de casas de acogida. En el conjunto de los territorios palestinos los datos son elocuentes y dramáticos: el 61,7% de las mujeres casadas en Palestina han sufrido violencia psicológica; el 23,3% han sufrido violencia física; y el 10,9% han sufrido al menos una agresión sexual por parte de su marido durante el transcurso del año 2005. Según el WCLAC, 48 mujeres y niñas palestinas fueron víctimas de asesinatos por honor entre 2004 y 2006.
05. La seguridad
“Estamos rodeados. No podemos escapar. Pero tenemos un ejército que nos protege”
. Moishe.
Israel
Es un lema estratégico: la confianza (bitajon) en su fortaleza se asienta en la hegemonía regional, en términos económicos y militares, con la aplicación de la máxima “alerta, disuasión y victoria”. El principio esencial es que nunca se permitirá un nuevo genocidio. Tienen el convencimiento de que Israel está solo, rodeado, amenazado y el riesgo de ser eliminado (espíritu de Masada) Ahora, el enemigo principal es Irán. Esta política genera actuaciones bélicas y represión, sin que le preocupen las consecuencias para las poblaciones que las sufren. Israel asume su aislamiento internacional progresivo y ser un Estado cada vez más autoritario. La intransigencia y la tensión son señales de una sociedad crispada y fracturada. Es una seguridad militarizada (con posibles ataques), segregada (mediante el Muro de separación con Cisjordania) y que rechaza el diálogo.
Mujeres por la paz
Pie de foto: Activistas de Mujeres de Negro en Israel. Por David Masters.
Los grupos pacifistas de mujeres censuran esta manipulación de las mujeres como un elemento más de su opción antimilitarista. Son colectivos que están en contra de la política agresiva de “los suyos”. Uno de los más conocidos es Mujeres de Negro (Women in Black), creado por 10 mujeres israelíes en 1988, tras la primera Intifada (levantamiento palestino), bajo el lema “Stop a la ocupación”, “Rehuso ser enemiga”, “Deshagan los asentamientos judíos en Palestina”. Han sufrido insultos sexistas como “putas de Arafat”, “concubinas de los árabes” hasta “lesbianas”. Sus ideas y prácticas se extienden por varios países y conflictos del mundo. Hagar Roublev, una de sus fundadoras, no era partidaria ni del nacionalismo judío, ni palestino y defendía la creación de un Estado laico binacional que incluyera a las dos poblaciones. El acercamiento entre las dos comunidades, la búsqueda de soluciones pacíficas y la necesidad de actuar por la paz más allá de las fronteras nacionales, religiosas o estatales ha sido el denominador común con otros grupos, más de una decena, entre ellos Bat Shalom (Hija de la paz), donde confluyen mujeres israelíes y palestinas. Bat Shalom, Mujeres de Negro y el Centro de Mujeres de Jerusalén formaron una coalición denominada Vínculo de Jerusalén. La Coalición de las Mujeres por la Paz agrupa también a varias de éstas y otras organizaciones En el mejor sentido del ideario y reivindicaciones de las “mujeres en pie de paz” en todo el mundo, las proclamas “¡Dejen hablar a las mujeres! ¡Dejen actuar a las mujeres¡” exigían a la comunidad internacional “formar un grupo de mujeres de todo el mundo, el Cuerpo de Paz de Mujeres: una entidad internacional de mediación formada por mujeres que escuchen, faciliten y ayuden a salvarnos”. Asimismo, han reclamado que cualquier negociación futura en Medio Oriente, requiere de la participación de la sociedad civil, en especial de las mujeres. El Movimiento de las 4 Madres (ahora Madres y Mujeres por la Paz) criticó que sus hijos participaran en la guerra del Líbano de 1982 y movilizó a la sociedad israelí a favor de la retirada. Machsom Watch es una asociación de mujeres dedicada a vigilar el comportamiento de los soldados en los puestos de control del Ejército israelí.
Palestina
“El padre de Sanabel es periodista y líder local del Frente Popular para la Liberación Palestina, una facción política que se opone al proceso de paz. Hace dos años que está en una cárcel Israelí. Sin embargo, no se han presentado cargos en su contra ni ha tenido juicio”.
El concepto de seguridad humana exige la defensa del ser humano de los abusos de los Estados y el establecimiento de garantías para que se respeten sus libertades. Pero también, implica el desarrollo de los derechos económicos, sociales y culturales y el ejercicio de la no violencia activa en los conflictos, como mantiene la Red de No Violencia en los Países Árabes. En los territorios bajo administración palestina (Hamás y la Autoridad Nacional) la práctica de la seguridad significa, en relación con Israel, el logro de los derechos políticos para la población palestina; el final del bloqueo contra la franja de Gaza; las mejoras de las condiciones de vida de todas las personas y el impulso de la sociedad civil. En la agenda de conversaciones con el Ejecutivo israelí, los dirigentes palestinos exigen que las tropas israelíes se vayan de Cisjordania y Gaza y el control completo de sus fronteras. No obstante, las formaciones políticas al mando de los dos territorios, en sus conflictos internos, han reforzado en efectivos y recursos la seguridad policial, que se concreta en una decena de agencias de seguridad, adscritas al gobierno islamista en Gaza o a la presidencia de Fatah en Cisjordania, y en milicias armadas de cada una de las organizaciones palestinas, que en muchas ocasiones se disputan el poder mediante la violencia.
En el extremo contrario, varias organizaciones de mujeres palestinas mantienen contactos con los grupos de mujeres israelíes por la paz e incluso algunas participan en ellos.
06. Desigualdades económicas
Israel
Israel presenta un balance impresionante en crecimiento demográfico (de 600.000 personas a 6,2 millones en 60 años) y económico (de 1.000 millones de PNB a 150.000 millones de dólares) y con una renta per cápita de casi 25.000 dólares. Su consolidación económica se origina en las inversiones de los judíos de la diáspora, las indemnizaciones de Alemania, tras la II Guerra Mundial y la ayuda constante de EEUU (3.000 millones de dólares año).
Pie de foto: Tel Aviv de noche. Por Matthias Heidenfelder.
Sin embargo, la extensión del capitalismo privatizador frente a las primeras políticas socialistas del laborismo y los sindicatos, han provocado el final del mito fundador de un Estado distribuidor de la riqueza para toda la población judía israelí. Las desigualdades económicas se han incrementado: 700.000 personas viven con menos de 500 euros al mes; mientras un 10% tiene salarios de 9.000 euros. De esa población empobrecida, el 24% son nuevos inmigrantes, el 25% personas mayores y jubiladas de más de 65 años; además del 38,5% de la población árabe israelí.
Mujeres israelíes
La ley israelí protege la igualdad de oportunidad en el ámbito laboral. En 1964 fue aprobada una ley que garantizaba la igualdad salarial. Los esfuerzos legislativos por la consecución de una igualdad real incluyen las leyes de Igualdad de la Edad de Jubilación (1987), y de Igualdad en las Oportunidades de Empleo (1988) garantizan las bajas por maternidad. En 2000 sendas enmiendas exigían la representación femenina a todos los niveles en las entidades públicas. En el sindicato nacional de Israel (Histadrut) se exige que el 30% de sus dirigentes sean mujeres. Aunque trabajan un 68% de las mujeres entre 25 y 54 años, muchas lo hacen en profesionales tradicionales para las mujeres: una de cada cinco en el sector educativo. La desigualdad se revela también en los salarios, que alcanza de media el 60% de los ingresos de los hombres.
Palestina
Crisis, colapso, caída de todos los índices de producción, comercio, inversión...son rasgos de la economía palestina. Las condiciones de vida han empeorado progresivamente, todavía más después de los acuerdos de Oslo. La fragmentación de los territorios palestinos, internamente (zonas A, B y C) y entre ellos (Gaza y Cisjordania) con la cantonalización del espacio mediante la expansión de los asentamientos y las redes de carreteras israelíes, dificulta enormemente el desarrollo de una economía que cubra las necesidades básicas. Las restricciones de Israel a la libre circulación de personas y bienes (fronteras entre los territorios ocupados e Israel; entre Cisjordania y Gaza, en los pasos fronterizos con Jordania y de la franja de Gaza con Egipto y el Muro) contribuyen al empobrecimiento general. La población palestina que pasa de Cisjordania a Israel a trabajar es cada vez menor (de 130.000 a 13.000 personas) por la prohibición de Israel a que la población palestina se mueva de sus territorios cuando se produce un atentado.
Pie de foto: Calles de Hebron. Por mary.
El PIB de Palestina no supera los 4.000 millones de dólares (200.000 millones, Israel) y la inversión ha disminuido de 1.450 millones de dólares a 150 millones. La renta per cápita ha bajado un 46%, hasta los 1.200 dólares de media, y 1 millón de personas viven por debajo del umbral de la pobreza (650 dólares al año por persona, el 75% en Gaza). El paro alcanza un 22% en Cisjordania y el 45% en Gaza. El bloqueo israelí e internacional a Gaza, tras el triunfo de Hamás en las elecciones de 2006, han provocado un auténtico desastre humanitario, que se intenta sortear mediante túneles en la frontera egipcia. La dependencia de las ayudas internacionales (Naciones Unidas, ONG, Unión Europea, Estados árabes) es extrema y representa el 40% del PIB.
Mujeres palestinas
Las mujeres son las que sufren primero las consecuencias de la ocupación de Cisjordania y el bloqueo de la franja de Gaza: la demolición de sus casas, la confiscación de tierras y los controles militares israelíes que impiden la libre circulación afectan de manera principal a las mujeres, ya que ellas son esenciales para asegurar la vida cotidiana y la supervivencia. Asimismo, han agravado las limitaciones que padecen las mujeres en la sociedad palestina. La discriminación se comprueba también en el acceso al trabajo. El porcentaje de las mujeres trabajadoras en los últimos quince años, ha sido del 14,1% frente al 76% de los hombres, si bien se encuentran sobre todo en la economía sumergida (textil, cultivos); las tasas de desempleo de las mujeres es del 29,8% y las que son propietarias de viviendas sólo representan un 7,7%. La situación se agrava entre las mujeres palestinas que viven en Israel: allí el 82% de ellas están sin empleo debido a los obstáculos impuestos por el gobierno israelí.