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Sesión previa al visionado

a. Claves cinematográficas

01. El compromiso ético de una familia de cineastas

La familia Makhmalbaf al completo

Pie de foto: La familia Makhmalbaf al completo. Makhmalbaf Film House.

El apellido Makhmalbaf representa no sólo una saga familiar de cineastas iraníes, sino una verdadera empresa, la Makhmalbaf Film House, a caballo entre la escuela y la productora de cine.

Como señala Lluís Bonet Mojica (1) “algunos de los más espeluznantes y magníficos relatos fílmicos sobre los efectos devastadores de la intolerancia religiosa, el desprecio a la mujer y la crueldad de la guerra, lucen idéntico apellido: Makhmalbaf”.

Mohsen Makhmalbaf (Teherán, 1957), el padre, ha dirigido obras tan significativas y aclamadas como ‘Gabbeh’ (1995), ‘Un momento de la inocencia’ (1995) y ‘Kandahar’ (2001). Su hija mayor, Samira, debutó en 1998 con ‘La manzana’ y dos años más tarde se consagró internacionalmente con ‘La pizarra’. Después, su hija pequeña, Hana, debutó con el documental ‘Joy of Madnness’. Marziyeh Meshkini, la esposa y madre, ha dirigido ‘El día que me convertí en una mujer’ y ‘Perros callejeros’. Maysam, el hijo pequeño, es director de fotografía, editor, documentalista y productor.

Para esta familia iraní, disidente y rebelde, rodar es un compromiso ético. Así lo expresa el mismo Mohsen: “Para mí, el arte no es sólo arte. Soy un director que quiere cambiar el mundo a través del cine. Las películas pueden dar a conocer al público rincones no reconocidos del mundo, e incluso estimularlos a la acción” (2).

Con 14 largometrajes, tres cortometrajes, 28 libros y 22 publicaciones más sobre cine, Mohsen ha sido el director de cine iraní más activo de los últimos años. Así lo relata él mismo: “Mi mente estaba llena de ideas, y mi corazón henchido de la emoción de la creación… pasé cuatro años en la enseñanza de las artes del cine. En lugar de crear películas, decidí que iba a crear cineastas. Desde ese momento puso en marcha la Makhmalbaf Film House, motivado además por el “fracaso” escolar de la hija mayor, Samira. “Odiaba la escuela, ya que sólo trataba de dar respuestas, respuestas, respuestas y no me permitía experimentar o hacer preguntas o ver de manera diferente” cuenta Samira. Moshen solicitó al Ministerio iraní de Cultura apoyo para capacitar a 100 estudiantes de cine, pero su petición fue rechazada. “Con un peligroso cineasta como yo el país ya tenía suficiente”. Finalmente, la escuela comenzó con un alumnado formado por ocho familiares (su mujer Marziyeh, sus hijas e hijo) y amigos. Las películas del clan familiar han sido el resultado de los proyectos de la escuela, producidas bajo la bandera de la Makhmalbaf Film House.

Pie de foto: El cineasta iraní Mohsen Makhmalbaf detrás de la cámara. Makhmalbaf Film House.

El cineasta iraní Mohsen Makhmalbaf detrás de la cámara

La familia se exilió tras la elección de Mahmud Ahmadineyad como presidente de Irán en 2005. Francia, Afganistán, India y Tayikistán han sido sus países de residencia. Desde 2002 el compromiso de Mohsen Makhmalbaf y su familia con Afganistán ha sido fundamental: allí han vivido de manera intermitente; han realizado varias películas y promovido varios proyectos humanitarios. Los ingresos de sus películas sobre este país han ayudado a financiar más de 80 iniciativas, entre ellas dos escuelas para niñas en la ciudad de Herat.

Mohsen Makhmalbaf habla a menudo acerca de "tocar" la realidad con sus películas. Hay dos tipos de cineastas, los que quieren mostrarle al mundo su cine, y los que quieren cambiar el mundo con su cine. La filmografía de la familia Makhmalbaf, con su intencionalidad personal y política, representa la denuncia a través de la poesía y refleja su compromiso ético con la realidad más cercana, de la que forman parte, no sólo como observadores, sino como activistas y resistentes.

02. La dirección de Hanna Makhmalbaf

La cineasta iraní Hana Makhmalbaf

Pie de foto: La cineasta iraní Hana Makhmalbaf. Makhmalbaf Film House.

Hanna Makhmalbaf es la hija menor de la familia Makhmalbaf. Nacida en 1988 en Irán, desde muy joven se interesó por la realización cinematográfica. En sus obras quería mostrar la realidad de los países islámicos. Estudió Cine en la Escuela de Cine Makhmalbaf durante ocho años y se graduó a los 16. Sin embargo, a la edad de ocho años dirigió su primer cortometraje, exhibido en el Festival de Cine de Locarno. En 2003, Hana realizó su primer largo, ‘Joy of Madness’, un documental sobre el rodaje de ‘A las cinco de la tarde’, película dirigida por su hermana Samira.

Con 17 años rodó su primer largometraje de ficción, ‘Buda explotó por vergüenza’, en el que se aprecia cierta tutela artística del padre y de la madre, firmante del guión.

Hana utiliza como intérpretes a niños y niñas –a quienes dirigía como si jugaran– con el propósito de combinar el tono de falso documental y la naturalidad narrativa en forma de fábula, que le sirven para retratar la vida en Afganistán, una sociedad en la que la infancia juega a la guerra y reproduce la violencia que han visto. Hana Makhmalbaf subraya: “Afganistán es un país extraño. En 25 años ha tenido varios gobernantes: los comunistas y sus aliados soviéticos; Al Qaeda; los talibanes y los occidentales. Cada dirigente ha contribuido a devastar Afganistán, con el objetivo de salvar al país de la hegemonía del contrario. Las destrucciones no sólo se limitan a ciudades y hogares. Los niños juegan a dispararse con armas de madera, a lapidar a las niñas y a colocar minas... Intenté reflejar los efectos de años de violencia con una imagen actual de Afganistán, para que los adultos puedan darse cuenta cómo su comportamiento afecta a las generaciones más jóvenes. Los niños son los adultos del mañana. Si se acostumbran a la violencia, el futuro del mundo correrá un gran peligro”.

Tras ‘Buda explotó por vergüenza’, Hana volvió a su Irán natal. De su experiencia en las movilizaciones antes y después de las elecciones de 2009, surgió el documental ‘Los días verdes’ ('Green Days', 2009), censurado en el Festival Internacional de Cine de Beirut en 2011.

03. Los personajes

Bakhtay
Bakhtay quiere aprender a leer historias

Pie de foto: Bakhtay quiere aprender a leer historias.

Es una niña afgana hazara de seis años que vive en Bamiyan, a lado de los restos de las estatuas de Buda, destruidas por los talibanes en 2001. Bakhtay tiene un deseo: aprender a leer historias en vez de que se las cuenten. ¿Dónde enseñan a leer cuentos? En la escuela. Animada por su vecino Abbas, emprenderá un viaje iniciático lleno de pruebas, obstáculos y enemigos, a través de un escenario en conflicto. A pesar de ser un personaje planteado según los esquemas clásicos del “héroe”, el final que nos propone la cineasta iraní nos aleja de este arquetipo para ofrecernos una inigualable anti-heroína infantil.

Bakhtay está interpretada por la niña Nikbakht Noruz, que nunca había actuado, como los demás compañeros de casting. Hana Makhmalbaf vio a miles de niños de las escuelas de Bamiyan, donde nadie había rodado. “Dirigir a los niños fue difícil, pero gratificante. No estaban familiarizados con el cine, ni con la tele. Así que todo el rodaje se planteó como un juego”. Sin duda, esta parte lúdica que señala la directora hace verosímiles a personajes como Bakhtay, que no pierde la inocencia y frescura de una niña. “No encontré ninguna otra niña con tanta energía; su cara y su inocencia eran diferentes a las de todos las demás. Rodar con ella constituyó todo un ejercicio de improvisación, imaginación y mucha paciencia. Ella es en realidad como aparece en el film, tiene mucho genio y carácter”.

Abbas
Abbas, el gran aliado de Bakhtay en su viaje, también sufrirá en el camino

Es el niño vecino que incita a Bakhtay a emprender el viaje hacia la escuela. Abbas sabe leer y escribir porque sí puede ir al colegio a aprender todas aquellas historias con las que tanto sueña Bakhtay. Abbas será su mayor aliado frente a los obstáculos del camino: diferentes grupos de niños agresores que le tiran al barro, amenazan y obligan a aprender “el verdadero alfabeto afgano”. A lo largo de la película deberemos descubrir las diferentes metáforas sobre las que se construye este personaje.

Niños agresores del camino
Niños que juegan a secuestrar, lapidar y fusilan

En su particular odisea hacia la escuela, Bakhtay y Abbas se encuentran con un grupo de niños que juegan de una forma un tanto particular: a secuestrar, lapidar, fusilar...Estos niños reproducen la violencia que les rodea como si se tratara de un juego: bolsas de cartón como burkas; palos de madera como fusiles y aviones de papel como cazas. A través de estos personajes Hana Makhmalbaf reflexiona sobre el futuro de Afganistán: los niños de hoy, mañana adultos, están ya entrenados en el odio y la devastación y asumen la violencia como ley de vida y argumento decisivo (3).

Niñas prisioneras
Grupo de niñas secuestradas

Son niñas secuestradas por el grupo de los niños agresores. Van ataviadas con una bolsa de papel en la cabeza. No se atreven a salir en busca de ayuda, ni a hablar entre ellas. Aterradas, asumen su condición rápidamente: no salir de la cueva, no hablar, no descubrirse la cara y tener preparada la comida. Bakhtay se rebelará también frente a este grupo de niñas. No entiende por qué no se unen y salen a pedir ayuda.

Los padres y madres

Poco o nada sabemos de estos personajes, algo que no es casual en la película. Su ausencia nos lleva a preguntarnos ¿cuál será su reacción cuando se enteren de lo que ha hecho su hija? ¿Dónde pueden estar los padres de Abbas? ¿Han sido víctimas de la guerra?

La profesora

Intenta que aprendan el alfabeto en una clase abarrotada de niñas. Demasiadas estudiantes, poco sitio, material escaso, diferentes niveles y un pintalabios como amenaza al tiempo de estudio. La figura de la maestra ha sido representada en numerosas ocasiones por la familia Makhmalbaf (‘El alfabeto afgano’, ‘La pizarra’, ‘A las cinco de la tarde’...) como verdaderas historias de compromiso y lucha por los derechos de la infancia.

Notas a pie de página: